El sueño, para algunos una
pesadilla y para otros un dulce placer. Las personas no suelen darle la
importancia que tiene hasta que experimentan problemas para conciliarlo o
duermen demasiado, y es entonces cuando nos ponemos hasta nerviosos al pensar
en el momento de quedarnos dormidos.
Como mito que soy, me considero
una auténtica marmota. Es difícil creer que hace algunos años, con dormir 6
horas al día me bastaba pese a que siempre estaba cansada. Cuando tenía
preocupaciones me desvelaba y he llegado a pasar varios días sin dormir, lo
cual es muy peligroso, ya que dormir es totalmente imprescindible para
restaurar nuestro organismo y regular nuestros biorritmos. Sin embargo, de aquí
a un tiempo eso ha cambiado.
Ya no cuento las horas que estoy
dormida, sino las horas que estoy despierta, por lo que supongo que hoy debe
ser un día grande para mí! (modo sarcástico activado). Últimamente esas horas se reducen a unas 8
seguidas, lo cual es preocupante. Nuestras células trabajan bajo mínimos y necesitan
más horas para restaurar. Cuando se vive con el nivel de energía al límite,
dormir es una necesidad mayor que no entiende de compañías ni obligaciones.
Todavía paso vergüenza cuando
alguien me está hablando y me quedo dormida. ¡Os prometo que no es por falta de
interés! Mi cuerpo no entiende de cortesías sociales. Si él dice que entra en
modo reserva, ya puedo pegarme los pellizcos que quiera que me duermo igual.
Soy afortunada al contar con un entorno que respeta esta peculiaridad mía y no
se asusta de mi amor por soñar.
Es molesto cuando para ti es un
tema preocupante y otros lo ven como pereza. Me irrita cuando me llaman por
teléfono y a duras penas logro a contestarlo para que me recriminen que siga
dormida. Sé que desde fuera es difícil de entender, pero para nosotros los
mitos algunas veces solo abrir los ojos ya es una proeza. Imaginaos que
llevarais 48 horas despiertos y se nos antojase salir de compras, ¿os sentaría
bien una llamada donde lo más suave que te llamasen es gandul?
En ocasiones siento que la vida
se me está escapando entre sueño y sueño, porque si algo se caracteriza al mío,
es que apenas alcanzo a dormir 4 horas seguidas, lo que incrementa mi fatiga.
Así que vives como un zombie que cuando tiene que estar activo está deseando
pillar el sofá pero cuando lo pilla nunca se cansa de él. Me conozco todos los
sofás de casas de mis amigos incluso alguna que otra cama. Algunos niños con
esta enfermedad pueden pasar días seguidos sin despertar. ¡Se puede decir que
los mitos somos los campeones del sueño!
Así que como siempre me lo tomo
con mucha filosofía y aprovecho al máximo los días en los que las baterías
están más cargadas. Aprendes a medirte de forma que si sabes que tienes alguna
actividad por la mañana (como puede ser ir al médico), te esperará una gran
siesta. Y si por el contrario tienes que hacer algo por la tarde (cosa que
evito), solo despierto para desayunar y almorzar. Y lo que es más importante,
evito sentirme culpable por dormir tanto, porque no es algo que haya elegido,
es una necesidad.
¿Tenéis o conocéis a alguna
persona con una enfermedad crónica que sea honorífica de la festividad del día
del sueño? Y en el lado contrario, ¿cómo lo lleváis los que no podéis dormir?
¡Espero vuestros mensajes y
comentarios!
No hay comentarios:
Publicar un comentario