No me gusta quejarme, y con el tiempo he aprendido que quejarme la mayoría de las veces solo hacía que las personas a mi alrededor tendieran a minimizar el alcance de mi dolor.
Dolores hay muchos, pero nada duele más que la incomprensión de tu entorno. La cabeza puede estar taladrándote y presionándote como si te quisiera comprimir pero aún así, duele más que te digan que seguro que si te calmas y te tomas más calmantes se te pasará.
Pues no, en mi caso no se pasa. No hay un solo momento del día en que no sienta dolor. A veces más intenso, otras veces más liviano, pero ahí está, incesante. La incredulidad suele ser la respuesta que encuentro puesto que no soy penosa e intento ser positiva y no dejar que el dolor me domine, dejarlo en un segundo plano, calladito y dejándome ser quien soy.
No puedo imaginar lo que sería una vida sin estas horribles sensaciones. No recuerdo un momento sin sentirlo y me es difícil imaginar que no haya personas que no lo padezcan continuamente. Me imagino algo así y el mundo parece un lugar perfecto con múltiples posibilidades donde puedes ser todo lo que quieras, porque así es imposible.
Fuente: webcómic Awkward Yeti |
Todos tenemos sueños, aspiraciones, metas que cumplir. Pero que pasa cuando te conviertes en un enfermo crónico cuyas patologías te incapacitan para la mayoría de las cosas que te gustaría hacer? no puedes comer lo que quisieras porque te sienta mal y te dan cólicos, el dolor neuropático hace que hasta la brisa más fresca se convierta en un azote para tus sentidos, los músculos no tienen fuerzas para sostener todo tu cuerpo y emiten señales de alarma en forma de dolores intensos para que pares y dejes de luchar contra el. La vida se reduce a momentos que tienes que aprovechar al máximo cuando tu condición te da un respiro y el resto tiene que esperar.
A menudo las familias con niños afectados por enfermedades mitocondriales me preguntan si sus hijos sienten dolor. Que difícil tiene que ser para unos padres no saber si sus hijos están sufriendo cuando no se pueden comunicar. Yo no lo sé, solo me sirvo de mi experiencia, y esta me dice que desde que nací el dolor ha sido mi más fatídico compañero de vida.
Los adultos que tenemos mito si que sufrimos a diario los sinsabores del dolor en todas sus variaciones. Personas que no pueden salir de sus camas y pasan la vida sin saber que medicinas tomarse para hacer una vida medio normal. Y ahí radica el problema, que no podemos, pero la mayoría de los médicos al no poder medir la intensidad del dolor no nos atienden como es debido.
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También tenemos el gran problema de que hay múltiples fármacos que tenemos contraindicados y no se nos puede tratar con anestésicos, por lo que las Unidades del Dolor poco pueden hacer por nosotros. Mi experiencia me dice que lo que mejor me ha servido a parte de ciertos fármacos que igualmente me dañan, ha sido la fisioterapia y la osteopatía. Nada mejor que tener el cuerpo lo mejor posible y activo para poder mejorar nuestra calidad de vida.
Hoy recordad que es el Día Mundial del Dolor, momento perfecto para poder expresarnos en las redes sociales y mostrar al mundo lo que sentimos y dar apoyo a los que también lo están padeciendo.
Utilizando los hashtag #DíaMundialdelDolor y #DiadelDolor haremos que nuestros mensajes lleguen lejos!
Me quedo con mi dolor de cabeza que hoy no me deja pensar con claridad y espero que todos los que viváis en esta espiral de malas sensaciones encontréis alivio pronto, no dejéis de buscarlo!
Cuidaros mucho!